El Hijo de Dios

 Yo pertenezco a Jesús, con esa frase era celebraba los goles Kaká con la cabeza hacia arriba y los brazos mirando al cielo, por qué ubo un día a sus 18 años, en el que el último brasileño en ganar el balon de oro, estuvo apunto de quedarse tetraplejico

Está es la historia del día en el que Kaká se convirtió en el hijo de Dios, la mayoría de jugadores brasileños vienen de familias humildes y se crían en la pobreza, ese no fue el caso de Ricardo Kaká, quien nació en una familia con privilegios, su talento que tuvo le abrió muy joven las puertas del Club SAO Paulo. Pero a pesar de tener esas facilidades gracias a su familia, Kaká no tuvo un crecimiento sencillo a los 12 años, los doctores le detectaron un problema de crecimiento en los huesos, era el jugador más bajito y delicado de todo el equipo, pero a pesar de todo y sin ningún tipo de terapia y ningún medicamento. Kaká comenzó a desarrollar a su cuerpo hasta llegar al metro 80. Sin embargo, a sus 18 años, cuando había empezado a entrenar y tener una oportunidad con el primer equipo del SAO Paulo y estaba muy cerca de cumplir su sueño, Kaká tuvo un trajico accidente saltando un trampolín algo que le causó una rotura de cuello. En el hospital le dijieron que, por suerte tras esa terrible rotura, la médula espinal quedó intacta por lo que pudo recuperarse sin problema, algo que los médicos catalogaron como un milagro. Por causa de esto Kaká reforzó su fé en Dios, y agradeciéndole por salvar su vida en dos ocasiones, y llevando con el siempre presente el mensaje más mítico en su camiseta " I BOLONG TO JESÚS " yo pertenezco a Jesús. Su altura, su talento y su efectividad le llevo a qué muchos lo comparasen con una especie de Dios. Y fue gracias a su fé como fue a qué Kaká lo bautizarán en Brasil como El hijo de Dios. 

El resto de su carrera ya es historia, lo ganó absolutamente todo Champions, mundial y balón de oro. No sabemos si Kaká era o no el hijo de Dios, lo único que nos demostró es que su fútbol era un milagro y sus pies una bendición.